Caigo de la cama, pero no existe el suelo. Empiezo a caer en un vacío interminable. Tengo miedo, no se cuando acabará. Pasan los minutos y mi caída no cesa. El paisaje cambia, cada vez es de un color distinto. De pronto, me paro a dos centrímetros del suelo. Me enderezo. Estoy en un bosque, donde una criatura horripilante se acerca desprendiendo un olor fétido. Empiezo a correr, y consigo huir.
Sin darme tiempo a respirar, vuelvo a caer. Esta vez, paro en un gran descampado. Es de noche, y se oyen ruidos por todos lados. Mi cabeza no entiende lo que me pasa, así que me echo a llorar como una niña pequeña. Las horas pasan y sigo ahí, tendida en el suelo.
Vuelve esa sensación, caigo y caigo, me siento impotente. No consigo divisar un principio, un final o alguna luz que me guíe.
Mis ojos se abren asustados, y me encuentro immersa en la oscuridad de mi habitación. Enciendo la luz, y todo está en su sitio. Ha sido simplemente una pesadilla.